Con toda probabilidad la última aparición pública de Nakajima fue durante la entrega de los premios TPM en marzo 2015, días antes de su fallecimiento. |
Por Luis Felipe Sexto
Una mención obligada se impone para recordar la trayectoria y aportes del Ing. Seiichi Nakajima, fallecido a los 96 años el 11 de abril de 2015. Nakajima, ingeniero y consultor, a la par de grandes personalidades
conocidas como Deming, Ishikawa, Juran, no ha tenido, sin embargo, la difusión y el reconocimiento en igual proporción que estos últimos.
La vida de
Nakajima significó el legado y un cambio que modificó fronteras empresariales
con el aporte de un enfoque para la mejora del sistema productivo que cambió
los paradigmas industriales, primero en Japón y un poco más tarde en el resto
del mundo. En Japón “mantenimiento” significa “Asset Management”, porque el mantenimiento se ve como parte integral de un todo, que debe actuar coherentemente. Y el Mantenimiento
Productivo Total (TPM), con Nakajima como líder, es esa expresión de la gestión
de activos para mejorar la competetividad que es una realidad estructurada y en
evolución desde hace ya casi 50 años.
Seiichi Nakajima
se graduó como ingeniero mecánico en 1939 en el colegio técnico Kanasawa. Diez
años más tarde, en 1949, ingresó en la Japan Management Association (JMA) donde
trabajó como consultor de dirección para cientos de empresas.
En 1951 introdujo
el Mantenimiento Productivo (PM) en Japón y continuó por más de 60 años
desarrollando el tema, que a partir del 1971 se transformó en el enfoque y la
práctica del Mantenimiento Productivo Total (TPM) en Nippondenso, un proveedor mayor
de Toyota. El TPM nace como una evolución de la gestión de Calidad Total (TQM),
este último resultado directo de la
influencia de Deming en Japón, con las prácticas de Mantenimiento Productivo (PM).
Han abrazado la sombra del Mantenimiento Productivo Total (TPM) empresas de la talla de AT&T, Dupont, Exxon, Kodak, Ford, HarleyDavidson, Volvo, Renault, Alcoa, Timken, Bosch, Volkswagen y tantas, tantas otras. Sin contar que es práctica común en las empresas japonesas. No solamente el TPM ha tenido gran impacto favorable en la industria automovilística internacional, sino también en cementeras, petroquímicas, semiconductores, alimentación, papel, cerámica y en general todas las industrias de proceso.