5G, una tecnología relevante para el desarrollo tecnológico y social, donde China se encuentra a la vanguardia. |
“Existen síntomas, apreciables en China y otros países como Corea y Vietnam, de que puede ocurrir otra revolución de la calidad. Esos países están invirtiendo en formación y educación de su capital humano en lo que respecta a los principios de gestión para alcanzar un liderazgo en calidad, así como en técnicas para mejorar los negocios y fabricación flexible y de clase mundial […]”
Lo anterior es la opinión del Juran Institute —quien fuera invitado a Shanghai a participar en un simposio sobre six sigma ante más de 400 ejecutivos chinos. En síntesis parece que hay elementos para considerar que en los próximos años China junto a otros países de producciones de bajo costo, puedan emerger como líderes globales en calidad.
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Es importante considerar el criterio del Juran Institute, ya que su fundador Dr. Joseph Juran fue uno de los protagonistas de la revolución japonesa de la calidad de los 60, y en mi opinión, el mayor contribuyente mundial a la teoría y practica de la calidad y el concepto de mejora. Recordemos esta profética intervención:
“los japoneses son los líderes mundiales en calidad y lo seguirán siendo durante las dos décadas próximas, porque nadie más se esta moviendo en ese sentido al mismo ritmo que ellos” (Juran 1967, Conferencia Anual de Organización Europea de Control de Calidad)
Como datos interesantes Estados Unidos otorga a ciudadanos chinos el 46,1% de los títulos de Doctor en Ciencias y 21,1% de ingeniería en comparación con los que otorga la propia China. De igual forma en Corea del Sur los porcientos son 42,6% y 44% y en Taiwán 81,1% y 73,6%, respectivamente (véase también TENDENCIAS DE LA TECNOCIENCIA ).
Lo anterior indica un singular aprovechamiento de los países asiáticos de la estructura educacional y el estado del arte tecnológico de Estados Unidos y Europa, para procesarlo y convertirlo en fuerza de desarrollo efectiva y original para sus países de origen. Resulta además un argumento desfavorable para los que se lamentan del fenómeno denominado como “robo de cerebros” en clara visión defensiva, con el argumento que los más poderosos roban a los menos desarrollados su capital humano, cuando existe la evidencia de cómo en estos países la fuerza científica y técnica estudia fuera y luego, la gran mayoría, regresa a su origen ya que encuentran un campo propicio para el trabajo y la aplicación práctica del conocimiento en su país.
El éxodo de fuerza técnica y científica es un fenómeno más común entre los propios países desarrollados. En los 60 llegaron a Estados Unidos más de 50 000 científicos procedentes de, ¿adivinen dónde?, de Inglaterra y de Alemania [dato de P.Kapitsa. La asimilación de los logros de la ciencia y la técnica. Discurso en la reunión plenaria de la Academia de Ciencias de la URSS , 1965]. La comisión de investigación del fenómeno de la Sociedad Real de Inglaterra determinó que no era que ganaran poco o mal, sino que Estados Unidos otorgaba mejores condiciones y más atractivas a los trabajadores científicos para desarrollar y aplicar su trabajo. No se debe subestimar este punto ni generalizar burdamente atribuyendo razones mezquinas a los que determinan realizar el trabajo creativo bajo condiciones más favorables. El gobierno chino, como en su momento el japonés, esta liderando y asumiendo el compromiso y la práctica que sostiene a los esfuerzos que están haciendo posible tales niveles de avance empresarial y social.
Kauro Ishikawa narra en su libro ¿Qué es el control total de calidad? La modalidad japonesa, que en los 60 fue invitado a China, para opinar sobre el desarrollo empresarial naciente de aquella nación. Ishikawa, ¿alguien no lo conoce?, en aquel momento no expresó un criterio favorable acerca de la tendencia al gigantismo, la centralización y la autosuficiencia que predominaba en el esquema empresarial chino.
Entonces el creador del Diagrama Causa-Efecto, recomendó a los chinos la descentralización, el desarrollo de la autonomía y de una fuerte infraestructura de servicios soporte que permitiera a las empresas concentrarse en su misión fundamental sin tener que cargar con grandes y pesadas estructuras para sostenerse. Ya en 1978; China, a través de la influencia de la revolución japonesa de la calidad, había comenzado el trabajo con los Círculos de Control de Calidad, que se encontraban activos en Japón desde 1962 y también comenzaron a extenderse a Estados Unidos, Brasil, Suecia, Dinamarca, Holanda, Bélgica, México e Inglaterra durante la década del 70.
Se trataba de la herencia de los criterios prevalecientes de la era paleotécnica y el Taylorismo, que parece por fortuna en China pudieron evolucionar hacia los paradigmas neotécnicos con criterios neotécnicos, atendiendo a la clasificación que hace Lewis Mumford en su minucioso ensayo “Técnica y civilización” . A diferencia esta herencia de conceptos de la era paleotécnica si fue mantenida y defendida como paradigma de organización empresarial en muchos países como la entonces Unión Soviética y su área de influencia, donde se pretendió un nuevo orden social pero con una idea muy pobre y poco crítica de cómo crear más y mejor riqueza y satisfacción acorde con la propia idea que propugnaba teóricamente el modelo social pretendido.
Estos elementos aportan una idea de por qué hoy pueden notarse síntomas de otro despertar, que va más allá de “más productos y servicios”. Estamos hablando de la apertura de un nuevo paradigma de “mejores productos y servicios y más riqueza” liderado por países que décadas atrás se encontraban a niveles de desarrollo material y conceptual que podrían clasificarse como de supervivencia o primitivo. China tiene un mérito excepcional. Atender, mantener y desarrollar una población de más de 1300 millones de habitantes y además insinuar la posibilidad de establecer un nuevo paradigma de calidad a escala global, no tiene otro nombre que una proeza. Parece que tendremos que ir aprendiendo a leer la palabra 质量 (calidad), ¡en chino! ■
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